Guía de lectura de la historia del Ofiuco
Tres ángeles, miembros del escuadrón de los Ofiucos, pasan sus días cazando a las bestias que arrojaron los extintos Titanes sobre el futuro reino que cobijará a los mortales. Sin embargo, tras un accidente en donde uno de ellos se topará con una auténtica reliquia de guerra, descubrirán el más oscuro secreto de los dioses, iniciando así una reacción en cadena que gestará la primera gran rebelión celestial: aquella que enfrentó al reino angélico contra sus hacedores.
Protos: Fue el primer ángel creado por los dioses olímpicos, a modo de arquetipo antes de crear a la Legión de un millón de ángeles que habita en los Campos Elíseos. Por tal detalle, fueron más generosos con él a la hora de tallarle un cuerpo y mente. Así, es reconocido por el Arcángel Miguel como alguien con habilidades excepcionales que le valieron el cargo como mariscal de la rama militar angélica.
Iris: Diosa con cortas alas de plumas con puntas doradas. Funge como mensajera entre el Olimpo y los Campos Elíseos. Incluso entre los dioses de la orden del Olimpo existen rangos y ella se sabe como una diosa menor. En el fondo, detesta su tarea como intermediaria pues no es de su agrado rodearse de seres mucho más inferiores que ella, como lo son los ángeles.
Arcángel Miguel: Investido por la orden del Olimpo como el líder de la Legión angélica, es también suya la rama militar del reino. Es la más pequeña de las facciones, solo diez mil ángeles, pero también la más poderosa pues sus soldados fueron creados con conocimientos sobre el arte de la guerra. Protos, su alumno más allegado y nombrado como mariscal, nombró al escuadrón como los “Ofiucos”, los cazadores de serpientes. Además, Miguel fundó una rama de un millar de ángeles vigías para vigilar el reino y, por ende, casi todas las noticias llegan a sus oídos.
Asteri: Hembra de rango común, al servicio de las Virtudes en los campos de cultivo. Por las noches se encarga de encender antorchas en la ciudadela y gusta de la tranquilidad de su vida. Para su infortunio, los sucesos no dejan de encontrarla y exigirle que mueva las alas.
Ascenso: Nombrado como el general en jefe de los Ofiucos, es considerado como uno de los ángeles más allegados a Protos. Regio, cortés y templado, se encarga de poner la voz de la razón cuando su mariscal se deja ganar por la sangre.
Cassiel: Nombrado como general de los Ofiucos, el arquero también se considera de los más allegados a Protos. A diferencia de Ascenso, es un ángel despreocupado, curioso y ocurrente. Es conocido por su excepcional habilidad con el arco y su gusto por la pesca.
Fobos: El ángel pertenece a la Guardia de Vigías, que recorre todo el reino angélico e informa de todos los sucesos al Arcángel Miguel. Debido a su nombre, en la Legión se le conoce como el más asustadizo, aunque a veces demuestre dotes de valor y gallardía.
Guía de lectura y personajes de los tres primeros capítulos de Destructo IV
Dos mil millones de espectros
rugen en el desierto rojo del Inframundo. El ejército más violento que se ha
conocido marcha al reino de los ángeles con el propósito de acceder al mundo de
los mortales. Por orden de su emperador, pretenden no solo cazar a la mayor
amenaza de los reinos, la Querubín, sino llevar el Apocalipsis en un intento
desesperado de llamar la atención de los desaparecidos dioses creadores,
ausentes desde incontables milenios.
Antares, el temible mariscal del
ejército espectral, marcha al frente en compañía del veedor del imperio:
Proción.
Como medida desesperada, la
Serafina Irisiel y su legión de diez mil arqueros, leales a los desaparecidos
dioses, descenderán al reino de los mortales para caza-r a la Querubín,
considerada una herejía por su condición de híbrido, pretendiendo así entregar
su cadáver al emperador del Inframundo en un intento de apaciguarlo y evitar la
hecatombe.
El Serafín Durandal, con sus mil
dragones recientemente aliados y una legión de diez mil ángeles, estos
considerados libres del yugo de los dioses y contrarios a los ideales de la
Serafina Irisiel, buscará detener el enfrentamiento y, sobre todo, evitar que
cacen a la joven Querubín a quien ama perdidamente.
Pero, si la Serafina no se atiene
a razones, no dudará en dar bienvenida a la guerra…
La causante de todos los problemas
aún sigue aprendiendo a volar y, en su búsqueda de conocimiento, se adentrará
en la historia que acaeció en los inicios de los tiempos. La de los primeros
ángeles que, al descubrir el más oscuro secreto de los dioses, iniciaron una
reacción en cadena que formó la primera gran rebelión celestial: aquella que
enfrentó al reino angélico contra sus hacedores.
En medio de todo, el arquero más
sagaz de los Campos Elíseos, Próxima, intentará finiquitar la misión que le fue
encomendada al infiltrarse en el Inframundo: asesinar al emperador y acabar de
una vez por todas con su pérfido gobierno y la amenaza del ejército espectral.
Personajes, por orden de
aparición. Lista que será actualizada con el correr de los capítulos.
Prefacio:
Perla: La joven
Querubín está al tanto de su condición híbrida, pero no se ha dejado llevar por
pensamientos catastrofistas. En cambio, ha desarrollado un odio creciente en
contra del Segador, quien ha demostrado ser quien manipuló a sus seres más
queridos. Por la madre y el padre que no conoció, cuenta los segundo para
aprender a usar sus alas y, con ello, enfrentarlo y terminar con su reino del
terror.
Celes: A pesar de que en la Legión no manejan
conceptos como la hermandad del mismo modo que los mortales, la guardiana de la
Querubín la considera su pequeña hermana desde que esta fuera una niña. Debido
a los últimos acontecimientos, despertó un lado posesivo y celoso que no gusta
ni a su protegida ni al pretendiente de la joven: el Serafín Durandal. Pero es
la guardiana y su deber es protegerla de todo peligro, y eso incluye aquellos
que la pretendan.
Casiopea: La arquera
de la Serafina Irisiel se encuentra en una encrucijada. Seguir las órdenes de
su superior conlleva romper una promesa sagrada que hicieran desde que fueran
creados: proteger el reino de los mortales a toda costa. Por si fuera poco, le
cuesta visualizar a la Querubín como un enemigo. Pero, haciendo acopio de
valor, la hembra de larga cabellera ceniza cumplirá con los mandatos y espera
encontrar las respuestas que diluciden cómo actuar.
Irisiel: La Serafina
no tiene lugar para dudas: cazar a la Querubín es la prioridad. Sus soldados
desconocen si, por lo menos, sufre de fugaces destellos de tiernos momentos
compartidos con la Querubín. Pero, llamándola despectivamente “Híbrido” o
“Herejía”, no parece dar visos de que sienta el mínimo sentido de piedad por la
que fuera la niña mimada de los Campos Elíseos. Desea cazarla cuanto antes y
dar por terminada la guerra que enfrentará a los reinos. Para ella, el bien
común se encuentra por encima de cuestiones personales, incluido el propio.
Segador: Los milenos
observando y vigilando cantidades casi infinitas de almas nacer o extinguirse
terminaron por endurecer al Segador, creación de la desaparecida diosa
Perséfone, y oscurecerlo más que sus alas y túnicas. Es considerado como el
autor intelectual de la muerte de los tres Arcángeles y del Serafín Rigel,
entre tantas otras. Para él, qué más da un alma más y un alma menos. Al final,
todo se extingue. Con esa premisa en mente, no duda en torcer las voluntades de
los seres para la consecución de su objetivo final: el regreso de su amada
Perséfone.
Primer capítulo:
Ondina: La líder de
las Virtudes lo tiene decidido: ningún Serafín tiene autoridad sobre su legión
de floricultoras. En un principio, servían al Trono Nelchael, tal y como los
desaparecidos hacedores habían dispuesto; mas con la muerte de este, sumada a
la larga ausencia de los creadores, consideran que nadie en los Campos Elíseos
tiene potestad sobre ellas. Pese al distanciamiento, aún trabajan para la
ciudadela angélica y planifican una gigantesca floresta que servirá como lugar
de ocio de la Legión.
En soledad, Ondina sufre por la ausencia
de su amante secreto, el arquero Próxima.
Spica: Ángel de
rango Virtud. La mejor amiga de Ondina es la encargada del viñedo en los Campos
Elíseos; su actitud casi marcial durante las actividades de vendimia contrasta
con su actitud más amistosa y juguetona en presencia de Ondina.
Antares: Espectro de
rango Juez al servicio del emperador del Inframundo. Tras la muerte de los
Jueces del Inframundo, el Segador buscó en el mundo de los mortales a un
suplente ideal. Anteriormente conocido como Mijaíl Schénnikov del reino de
Rusia, Antares es utilizado para organizar y domar al ejército más violento del
universo. Dos mil millones de espectros rugen tras su estela.
Proción: Espectro de
la ciudad de Flegetonte enviado por el Segador para controlar el avance del
ejército de Antares. Su vida acomodada en los castillos y la alta alcurnia es
objeto de burla entre el ejército.
Próxima: Movido por
su creciente deseo de volver junto a su amada, el arquero más sagaz de la
Serafina Irisiel está decidido a terminar como sea la misión encomendada:
asesinar al Emperador del Inframundo, aunque ello conlleve entablar relaciones
que jamás hubiera creído ser posible.
Iscardión: Espectro de
un escuadrón de vigías de la ciudad de Flegetonte. Enfrentó al arquero Próxima
en las inmediaciones del río Flegetonte y consiguió cortarle sus alas, aunque
se arrepiente de no haber sido capaz de matarlo. Por costumbre, graba los
nombres de sus víctimas mortales en la hoja de su mandoble y no ve el momento
de estampar con sangre el nombre del arquero.
Segundo capítulo
Durandal: Ángel de
rango Serafín. Mil dragones y diez mil ángeles siguen su estela, prestos a
combatir la amenaza del ejército del Inframundo. Sin embargo, un brusco cambio
en los acontecimientos lo está obligando a considerar una batalla contra la
Serafina Irisiel y, por ende, revivir un pasado que pensó nunca más volvería a
repetir: enfrentarse a sus congéneres.
Aegis y Dione: Las amigas
de la Querubín han pasado por mucho desde que esta última huyera de los Campos
Elíseos. Junto con su maestra de cánticos, se adentraron al reino de los
mortales hasta llegar a su rescate. Ahora que la han encontrado, no se
separarán fácilmente. En secreto, y en vista a los sucesos que vivieron durante
su periplo en el reino mortal, son amantes, y parecen dispuestas a enseñar a la
Querubín algunos trucos que pudieran serle útiles.
Nío: La historia
del dragón albino oculta más de lo que pareciera. En un pasado, fue montura del
mismísimo Arcángel Miguel y, aunque es querido por la Legión de ángeles por su
humor áspero, no hay, de momento, alguno que lo reclame como jinete. Milenios
atrás, durante una revuelta en el Inframundo, el Segador arrojó su alma al
reino de los mortales y consiguió que el dragón resucitase como un humano,
donde experimentó la vida de un guerrero mortal en el reino de Xin. Ahora, en
su forma nuevamente dragontina, no parece recordar la vida que una vez
experimentó.
Doğan: El dragón de
escamas doradas es la orgullosa montura del Serafín Durandal. La Legión
dragontina no cuenta con rangos, salvo por el ejercido por Leviatán como líder,
pero Doğan es ciertamente respetado entre sus congéneres por su bravura y la
potencia de sus llamaradas, capaces de carbonizar plumas de ángeles, estas muy
dadas a resistir el fuego de dragones.
Leviatán: Es
ampliamente conocido que el líder de la legión dragontina fue montura del
mismísimo Lucifer, en los inicios del mundo. Rudo y violento, difícil de
tratar. La única que ha logrado ganarse su cariño ha sido Zadekiel, a quien la
bestia de incontables cuernos y colmillos reconoce como la amante de su antiguo
jinete. Ahora ofrece su amplio lomo al mortal Albion Cunningham, enamorado de
la fiereza del humano, y junto con él espera evitar el desenlace cruel que
asoma en el horizonte.
Quemish: Durante
años, la dulce y muda ninfa ha servido a su amo Antares en todas sus facetas.
Desde amante a enfermera de guerra, sabe que el temible Juez esconde un lado
melancólico y apacible que pocos conocen.
Bécrux: Hija del
fallecido Juez Radamantis, la espectro femenina es una de las cabecillas de la
rebelión de espectros contra el imperio del Segador. Intenta encontrar al
“Campeón de Perséfone” que los ayude contra un gobierno que se ha instaurado
durante incontables conjunciones, y así recuperar el hogar que le pertenece a
su raza.
Tercer capítulo
Ámbar Moreira: Originaria
de la policía militarizada de Nueva San Pablo, la mortal confrontó y capturó a
la Querubín la noche que cayó del cielo, en una azotea del edificio más alto de
la urbe. Posteriormente nombrada por la legión angélica como Nari-il,
“Representante Sagrada” en idioma sumerio, tras su heroica misión de rescate.
Su rango, a los ojos de los ángeles, es idéntico al de un Arcángel. Mira el
cielo con melancolía; la supernova azulada que estalló la noche que perdió a su
niña todavía sigue iluminando. Con la joven Querubín, intenta reconectar con
aquella madre que fue una vez.
Agnese Raccheli:
Hija de Alonzo Raccheli y directora de la Academia Pontifica que ofrece un
asilo a la Legión del Serafín Durandal, en tanto investigan los secretos de la
raza celestial que podrían resultar claves.
Kazúo Reykō: Heredera de
corporaciones farmacéuticas que le valieron de capital para hacerse con la
mayor fuerza privada militar del mundo, intenta acomodarse ante la nueva
situación que sufre la humanidad ante la llegada de unos ángeles que no parecen
ser tan viles como imaginaban… y una misteriosa amenaza de un ejército
espectral del que no conocen del todo, pero que exige prepararse.
Albion Cunningham:
Comandante del ejército privado de Reykō, pieza clave en la milicia. Tras
sobrevivir a la masacre que protagonizaron los dragones en contra de su
escuadrón de élite, intenta cerrar de una vez por todas las oscuridades de su
pasado de modo a poder enfrentar la futura amenaza que pretende destruir los
reinos.
Deneb Kaitos: El
taciturno ángel de rango Dominación se unió como flamante miembro del ejército
de Reykō. Es tratado de héroe tras su regreso en la de cacería de dragones, y
el mundo entero contempla fascinado cómo un ángel es bienvenido en lo que
parecía ser la mayor resistencia de los hombres contra la raza angélica.
Zadekiel: Ángel de
rango común. Instructora de cánticos de la Querubín y una treintena de ángeles,
ha revelado su más celado secreto: fue amante de Lucifer y está dispuesta a
descubrirle a todos cuál fue la verdadera historia en donde dioses y ángeles se
enfrentaron en los inicios de los tiempos.
Cursa: El alumno
pródigo del difunto Serafín Rigel ha tomado el estandarte de su legión y lidera
con el orgullo y fiereza que caracterizaba al titánico ángel, fallecido a manos
de la Querubín. Tras él, lo siguen diez mil ángeles que esperan detener el
avance del ejército enemigo, como un muro impenetrable que protege el reino de
los ángeles y mortales.
Curasán: Nombrado
como el guardián de la Querubín desde el mismo día que la niña llegó a los
Campos Elíseos, se enfrenta a una misión de lo más dura en el Inframundo. Junto
con Pólux, aguarda pacientemente cumplir su cometido en medio de un coliseo
destruido de la desierta ciudad de Cocitos.
Pólux: Profesor de
ciencias y artes de la Querubín en los Campos Elíseos, la sabia Potestad
aguarda pacientemente cumplir con su cometido en medio de la ciudad de Cocitos,
en compañía del punzante Curasán. Fiel a su naturaleza, intentará descubrir los
secretos que guarda la enigmática ciudad del Inframundo, hoy en ruinas.
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ResponderEliminarEspero que aún se pueda publicar el final de esta maravillosa historia
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